Un contrato de confidencialidad es simplemente un acuerdo entre dos o más partes mediante el que se queda obligado a la no divulgación de cierta información, al firmarse la promesa de que ésta se mantendrá en secreto.
Estos acuerdos pueden ser acuerdos mutuos, cuando ambas partes están obligadas a mantener el secreto, o pueden ser acuerdos unilaterales, donde solo una de ellas está obligada a mantener el secreto.
¿Cuándo se utiliza un contrato de confidencialidad?
El contrato de confidencialidad mutua es útil cuando ambas partes transmiten información confidencial, como sucede dentro de un grupo de I+D, de desarrolladores de software o de inventores. Los acuerdos unilaterales de confidencialidad estándar, que probablemente son más comunes en el campo de la innovación, se utilizan cuando solo una parte está entregando información confidencial, tal vez a un posible inversor o posible licenciatario.
Los acuerdos que crean una relación confidencial se suelen utilizar cuando se ha creado algo nuevo, ya se tiene el invento, pero aún no se ha presentado una solicitud de patente. También interesa contar con este acuerdo incluso después de presentar la solicitud de patente.
De hecho, en este último caso, a pesar de que ya se hay presentado la solicitud, no existirán derechos exclusivos hasta que se otorgue la patente. Por lo tanto, para mantener los derechos sobre la invención mientras una solicitud de patente está pendiente, conviene conseguir que las partes firmen el contrato de confidencialidad.
Este tipo de acuerdo resulta particularmente útil cuando se divulga información que es valiosa siempre que se mantenga el secreto (es decir, un secreto comercial). Esto puede incluir información:
- Relacionada con la invención.
- Que tenga que ver con el negocio.
Podría decirse que el contrato de confidencialidad sirve para proteger cualquier tipo de información que generalmente no se conoce. Y su uso implica que aquellos que reciben la información están obligados a mantenerla en secreto, por lo que, legalmente, su divulgación está prohibida.
¿Cómo se elabora un contrato de confidencialidad?
La creación de un contrato de confidencialidad es la forma de hacer oficial la creación de una relación confidencial y, por ese motivo, debe hacerse por escrito.
La razón por la que nunca se debe confiar en un acuerdo de confidencialidad oral es simplemente porque es extremadamente difícil, si no imposible, demostrar su existencia y / o las acciones que sugieren la creación de dicho acuerdo.
Además de la forma escrita, en la elaboración del contrato de confidencialidad hay que tener en cuenta estas claves:
- No utilizar plantillas de Internet. El problema con el uso de plantillas es que muchas son genéricas y es probable que no cumplan con los requisitos que la empresa necesita.
- No ser ambiguo. Uno de los errores más grandes es redactar el contrato de confidencialidad con un lenguaje demasiado vago. Eso lo pone en riesgo de nulidad, si las definiciones utilizadas son inciertas o vagas, hasta el punto de que sea imposible seguir sus términos y condiciones.
- Incluir a terceros. Las partes a menudo están tan concentradas en protegerse de uno de los peligros más inmediatos, que descuidan mirar y tomar en consideración otras partes que pueden ser incluidas. No hay que olvidarse de que la otra parte puede subcontratar a otras empresas y freelances que también deberían firmar el acuerdo.
- Establecer un marco de tiempo razonable para la duración del deber de confidencialidad. La duración debe ser realista ya que ello ayuda a establecer una obligación definitiva, de lo contrario, podría adolecer de un defecto que hiciera anulable el contrato de confidencialidad.
- No demorar la firma. Ni por apuro, ni por descuido se debe alargar el plazo de la firma. Hay que tener en cuenta que, cualquier cosa que se diga, incluso en conversaciones preliminares, puede estar en riesgo de divulgación.
Las incursiones en la información más protegida de las empresas se producen, en el 40 % de los casos, por sus empleados (TechRepublic). Este dato confirma la necesidad de usar un contrato de confidencialidad, pero, además de esta medida, conviene trabajar por mantener elevados los niveles de satisfacción laboral. ¿Has pensado en ofrecer beneficios a tus trabajadores, mejorar su conciliación o incluso invitarles a comer?
Maria Abolafio
Responsable RSC en Edenred España
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