Imagina que acabas de conseguir un nuevo trabajo después de mucho tiempo de inactividad laboral. Como persona ambiciosa, estás emocionado y orgulloso de ti mismo porque has alcanzado tu objetivo. Sin embargo, cuando empiezas a desarrollarte laboralmente, comienzas a sentir que no tienes el talento, la inteligencia y las habilidades para realizar ese trabajo, y que tu éxito se debe a la suerte u otros factores externos. Tu voz interior te dice que no estás cualificado y puedes sentir inseguridad y temor a ser expuesto como un fraude en el trabajo, aunque hayas trabajado duro para lograr tu meta. Si alguna vez has vivido algo parecido a esta situación, entonces es posible que hayas experimentado el síndrome del impostor. Pero, ¿qué es el síndrome del impostor?
El término síndrome del impostor fue acuñado por primera vez en el año 1978 por las psicólogas de la Universidad Estatal de Georgia Pauline Rose Clance y Suzanne Ament Imes en su artículo ‘The Imposter Phenomenon in High Achieving Women: Dynamics and Therapeutic Intervention’, publicado en la revista Psychology and Psychotherapy. En su investigación, descubrieron que mujeres exitosas con grandes logros profesionales y reconocimiento a su talento a sus espaldas todavía estaban convencidas de que no merecían el éxito que tenían, y lo atribuían a otros factores como la suerte. Clance e Imes concluyeron que este fenómeno psicológico era específico de las mujeres, y que se debía principalmente a la socialización de las mujeres, así como a las estructuras de la sociedad.Aunque originalmente se teorizó que el síndrome del impostor solo afectaba a las mujeres, estudios posteriores realizados por investigadores descubrieron que aparece tanto en hombres como en mujeres y es mucho más habitual de lo que parece. De hecho, el 70% de las personas, independientemente de su género, edad y función laboral, sufrirá el síndrome del impostor al menos una vez en su carrera o en su vida, según un estudio publicado en la revista The International Journal of Behavioral Sciences (IJBS). Cualquiera puede sufrir el síndrome del impostor, incluso las personas que son consideradas líderes en su industria. Sin ir más lejos, personas de gran éxito han admitido luchar contra el síndrome del impostor, como es el caso de Michelle Obama, Kate Winslet o Tom Hanks.
¿Cómo afecta el síndrome del impostor a una persona?
Todas las personas experimentan el síndrome del impostor de manera ligeramente diferente, ya que los síntomas varían según la experiencia, los antecedentes, las circunstancias y los rasgos de personalidad de cada persona. Según la escala del fenómeno del impostor de Clance (CIP, por sus siglas en inglés), hay varios síntomas del síndrome del impostor que una persona puede sufrir. Algunos de estos incluyen:
- Incapacidad para reconocer el éxito profesional y sentirse orgulloso de sus propias habilidades y competencias.
- Miedo al fracaso y la idea de no cumplir con las expectativas laborales.
- Atribuir el éxito laboral a factores externos, como la suerte.
- Temer que alguien descubra la verdad sobre quién es.
- Exagerar demasiado sus defectos y fracasos.
- Sentir estrés, ansiedad o depresión por sentimientos de incapacidad, inadecuación o insuficiencia.
- Establecer objetivos poco realistas y sentirse mal consigo mismo cuando no puede cumplirlos.
- Limitarse consciente o inconscientemente a sí mismo y a su crecimiento profesional.
- Trabajar demasiado para ocultar sus sentimientos de incapacidad, inadecuación o insuficiencia y esforzarse constantemente por superarse.
El sentimiento constante de incapacidad, inadecuación o insuficiencia puede acabar perjudicando a la salud mental del empleado. Las personas con el síndrome del impostor tienen más probabilidades de experimentar ansiedad y depresión. Todo esto conduce a una mayor insatisfacción laboral, agotamiento laboral y estrés laboral. Con el tiempo, las personas que sufren el síndrome del impostor se vuelven más propensas a abandonar la empresa de forma prematura. Por este motivo, es importante detectar este fenómeno psicológico en el equipo de trabajo y tomar las medidas en el entorno laboral para tratarlo.
La importancia de detectar el síndrome del impostor en tu equipo de trabajo
El síndrome del impostor es algo que no debe ser tomado a la ligera. Este fenómeno psicológico afecta a la productividad de los empleados y sus relaciones en el entorno laboral. El problema es que la mayoría de los empleados que lo padecen hacen un gran esfuerzo por ocultarlo. Por este motivo, los profesionales de los departamentos de recursos humanos y los managers de las empresas deben observar siempre a los empleados para detectar algunos de los síntomas descritos anteriormente y tomar las medidas oportunas en el entorno laboral para tratar el síndrome del impostor.
Tienen que construir relaciones abiertas desde el principio para que los empleados se sientan cómodos al abrirse a otros miembros del equipo sobre cómo están lidiando con su trabajo. Asignarles un tutor para guiarles durante el proceso de incorporación es una buena forma de ayudarles a desarrollar relaciones entre el equipo de trabajo. También es importante aprovechar las fortalezas de los empleados para impulsar su creatividad y aumentar su compromiso, algo fundamental para que ganen confianza y reducir los sentimientos de incapacidad, inadecuación o insuficiencia. Además, hay que recordar que una cultura laboral que castiga el fracaso fomenta el síndrome del impostor entre los empleados.
Construir relaciones que hagan que los empleados se sientan seguros y dispuestos a compartir sus pensamientos y experiencias, aprovechar las fortalezas de los empleados y crear una cultura de apoyo en el lugar de trabajo son algunas de las medidas para involucrar a todos los miembros del equipo, combatir el síndrome del impostor y garantizar que la empresa sea un lugar de trabajo positivo y productivo.
Maria Abolafio
Responsable RSC en Edenred España
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